lunes, 7 de noviembre de 2016

¡Malditos gatos!

Aclaración: no tengo absolutamente NADA en contra de los gatos, pero a causa de ellos he sufrido un poco desde que Asgard está en casa y es precisamente eso el tema de hoy.

¡Sean bienvenidos una vez más a su blog perruno preferido!

Creo que es de conocimiento común que perros y gatos no son muy amigos, esta declaración aplica fuertemente para Asgard.

En mi colonia siempre ha habido una población de gatos muy grande, probablemente sea mayor que la de perros; por lo tanto no es tan fuera de lo usual que de repente aparezca algún gato en mi patio o garaje. Al principio, Asgard no tenía problema alguno con ver a un gato pasar, solo lo observaba con curiosidad, todo cambió el día que un gato decidió entrar y comer de su comida. Esto fue gran NO NO NO en la vida de Asgard, por lo tanto, en la mía también.

Gato visto por Asgard, gato perseguido hasta que logre refugiarse en un lugar alto porque si es debajo de un carro, no importa que tan bajo sea, Asgard va a intentar meterse ahí. Y como la vista de Asgard está puesta sobre el gato, no tiene noción de lo que la rodea significando peligro, así que como toda buena madre salgo corriendo atrás de ella y gritándole para tratar de captar su atención (suena como a mi mamá con mis hermanos… conmigo no, yo me porto bien😇)


Antes de contarles las ocasiones en que mi propia vida ha corrido peligro porque un bendito gato decide cruzarse enfrente de Asgard, les contaré el pequeño ritual con el que Asgard cumple diariamente antes de salir de la casa; es importante para las historias a continuación, pues vean, es que desde prepararnos para pasear… Asgard convierte todo en una odisea.

Al escuchar que tomo las llaves de la casa, Asgard corre como loca hacia la puerta de entrada, agarra impulso y luego corre hacia mí, saltando y prácticamente botándome de la emoción (sinceramente, ¡no entiendo! Siempre parece que nunca ha salido porque se emociona demasiado, conozco a personas que sacan a sus perros a pasear como cada dos meses y los perros nunca se exaltan como Asgard todos los días… en fin). Cuando logro bajar las gradas y llegar al portón grande donde cuelgo su correa, ella se sienta frente al portón pequeño y espera a que tenga la correa en mis manos y ¿adivinen qué hace? Sí, se vuelve a tirar encima mío, esta vez abriendo la boca para agarrar su correa, pero siempre arreglándoselas para "confundir" su correa con mi brazo… seguido, tiene una especie de pelea ficticia con su correa hasta que me doy por vencida y dejo caer la correa al piso antes de que mis brazos sigan sufriendo daños colaterales, al ver que la correa se doblega ante su poder, se sienta y espera a que la enganche a su collar; en cuanto escucha el click de la correa, se para y espera a que abra el portón pequeño para salir algo despavorida de la casa (por eso siempre le digo mientras abro el portón "sin correr, Asgard, sin correr", ¿ven que sueno como una madre responsable?).

Pues en la ocasión más reciente, regresé a mi casa en la noche después de clases, un día no tan cargado, una noche fresca con indicios de lluvia, pero -hasta el momento- seca. Al llegar dije "Asgard, salgamos mientras está lista mi cena y antes de que llueva", en cuanto escucha estas palabras y me ve tomar las llaves, comienza el ritual que describí anteriormente. Salimos de la casa y comenzamos a pasear, fuimos hasta la otra calle y estando ahí, comenzó a brisar. "No creo que empiece a llover fuerte ahorita, hay tiempo," pensé, "podemos seguir caminando, al llegar a casa de nuevo  estaremos a tiempo antes de que se venga el aguacero". Estaba equivocada. Caminamos un poquito más hacia el parque cuando comenzó a llover mucho más fuerte, fue aquí cuando dije "¡Asgard, vámonos!", agarré bien su correa y comenzamos a correr, la intensidad de la lluvia seguía aumentando exponencialmente. Pasé la calle de debajo de la mía rápidamente y gracias a un gran almendro, nos protegimos como 5 segundos de una fuerte lluvia, seguimos corriendo, doblamos a la derecha y esta es la recta final antes de un doblez y listo, ¡estaríamos en casa!

estaríamos… si no se le hubiera ocurrido a un desgraciado gato estar sentado en la esquina de la casa de mis vecinos.


¿Les dije que veníamos corriendo, verdad? ¿Saben la fuerza y la rapidez que toma un husky al estar corriendo? Les recuerdo que son perros de nieve, tienen una fuerza increíble y son muy rápidos…
El punto es, que ya veníamos mojándonos, ya veníamos rápido y al ver al gato, Asgard incrementó su velocidad y su fuerza, una a la que yo ya no puedo mantenerme, así que en este momento tengo dos opciones:

  1. Intentar mantener su ritmo y probablemente "caer de pico" -como dice el buen hondureño- en el pavimento y rasparme la cara, los brazos y las piernas, finalmente soltándola invluntariamente para que persiga al gato, o
  2. Soltar la correa para que persiga al gato y tratar de alcanzarla yo a ella, pero logar estabilizar mi cuerpo antes de que caiga al piso o de estrellarme en el carro de mi vecino que tengo justo enfrente. NOTA: mi vecino parece ser un tipo muy enojado, y creo que no me gustaría averiguarlo estrellándome en su carro.

¿Qué opción habrían tomado? Obviamente la solté, pero de igual manera esto no evitó que todo el impulso que traía de la corrida hiciera que me estampara como sticker en el carro del vecino, por suerte, no me escuchó ni me vio. El pobre gato salió huyendo como loco hacia el otro extremo de la calle, y Asgard no quitó su vista de sobre él, los vi correr y como acababa de medio sufrir, no salí atrás, sino miré el trayecto que estaban tomando para colocarme estratégicamente en algún lugar y lograr detener a Asgard. Bien hecho, Leda.

Tal como lo imaginé, el gato hizo una vuelta rara y estaba regresando hacia la casa del vecino, Asgard venía por el centro de la calle así que me coloqué en una posición de jugador de fútbol americano esperando recibir el balón, excepto que yo no tenía la protección que ellos tienen… y no recibiría un balón, sino algo mucho más pesado… y peludo… 😰


Como Asgard no es tonta, cuando más cerca de mí estaba, no iba a dejar que el gato se escapara, intentó esquivarme, y lo logró pero en el momento que me esquivó, su correa salió volando hacia un lado, y se trabó justo debajo de la llanta de mi carro. Digamos que se medio ahorcó, pero fue la única manera en que se pudo frenar; el gato logró entrar a su casa, y yo pude agarrar a mi descontrolada hija. Para este momento, la lluvia ya estaba súper fuerte y yo ya estaba empapada. Justo al entrar a la casa escucho a mi mamá decir "Rosa, ¿y tu hermana?" y en lo que se dio la vuelta, aparecí, empapada por la lluvia, con unas manos adoloridas por estrellarme en un carro y seguramente con un gripe que no tardaría en llegar porque sí, me congestioné un poco después.


Créanme, esto no ha sido lo único que he sufrido a causa de un gato, los gatos y Asgard han hecho que a veces tenga una sesión intensa de cardio solo por evitar que algo le pase a mi bebé…

Ahora, Asgard quiere saber: ¿tu mascota odia a alguna otra especie en particular? ¿por qué? Contános si tu hij@ te ha hecho salir corriendo atrás de él/ella y si también quedaste como sticker en un carro.
¡Guau!

jueves, 3 de noviembre de 2016

Con pelos en la lengua

Primero que nada, ¡bienvenidos!


Bienvenidos al blog perruno donde vamos a hablar con pelos en la lengua -- alto, ¡¿qué?!

Sí, es que Asgard tiene tanto pelo que de todo lo que se barre en mi casa, un 70% es pelo (y no se imaginan en época de mudanza🙃) pero no se preocupen, decir que tengo pelos de Asgard en la lengua es solo una exageración… más o menos.

"¿Leda, alto otra vez… de qué hablas? As-¿qué?"


Asgard. A-S-G-A-R-D. Asgard.

Asgard es mi maravillosa hija que actualmente  tiene 1 año y 10 meses. Es mi hija de cuatro patas, y es el ser más hermoso que existe. "¿Hija? Suena a que es perro." No tienen idea de la cantidad de personas que me dijeron eso cuando supieron que mi perra se llama Asgard. "Es que suena bien fuerte…" Es el punto. Quizá algunos piensen que es un nombre raro, otros quizá piensen "ese nombre me suena" y algunos otros definitivamente ya saben de donde proviene el nombre; Asgard es la tierra de la que proviene uno de mis superhéroes favoritos de Marvel.


Ahora que ya saben quién es Asgard - o sea, sobre quién trata este blog- les contaré cómo ella llegó a mí.

Resulta ser que una brillante pero fresca tarde de junio 2015, acompañé a mi papá a hacer algún mandado -que no recuerdo qué era la verdad- cuando de repente me dijo, "tengo que ir allá por El Chimbo*, ¿te voy a dejar o me acompañás?" a lo que respondí que lo acompañaría pero pregunté a qué íbamos, "me están regalando un cachorro, entonces voy a ir a traerlo"; les debo confesar que jamás me había sentido tan feliz por una decisión impulsiva aun sabiendo que "el chachorro" viviría con mi padre en su casa y no conmigo en la mía.
*El Chimbo es una colonia que está en el municipio de Santa Lucía.

Después de unos 15 minutos, llegamos al destino y vi tres perros corriendo por el patio de la casa. Recuerdo haber pensado "¡qué hermosos esos huskies!"; los amigos de mi papá salieron a recibirnos y a platicar con nosotros, me mostraron a las tres perritas y me comenzaron a contar un poco sobre el cuidado de esta raza de perros. La verdad, no me dijeron mucho que difiriera de los cuidados de cualquier otra raza de perro, pero igual los escuché con atención. Este fue el día que conocí a Zuka -o Suka, no sé cómo se escribe porque no me dijeron y no lo habían puesto en la cartilla de vacunación porque sabían que iban a regalarla- una cachorrita husky de 5 meses. La saludé, me olió y después solo se movió a estar con su hermana. Cuando era hora de irnos, llamaron a la famosa Zuka (dejémoslo así porque se ve más bonito) y tuvimos que meterla al carro; fue algo complicado pero finalmente lo logramos, entonces dije "pobrecita, no dejemos que se vaya sola, me voy a ir atrás con ella" y como pensé que quizá solo la iba a ver eventualmente, decidí tomarme una foto con ella. 

Había mucho sol ese día, asi que no es la mejor foto del mundo.
Al final, mi papá me fue a dejar a la casa, y Zuka se fue con él. Aproximadamente tres días después, pregunté por ella y mi papá me contestó "La voy a regresar, ya tenemos a Kiara aquí en la casa y es mucha responsabilidad, además es una perra grande, a lo mejor se van a pelear", me sentí algo triste y le dije "tráigala para despedirme de ella por lo menos" y me dijo "ahí la voy a dejar ahorita porque tengo que hacer unas vueltas y no me queda tiempo para ir allá al Chimbo". Me emocioné. Mucho. Supe que tendría mascota aunque fuera por un día. Total, que le terminé diciendo a mi papá que no la regresara, que yo la quería en la casa, y mi abuela -milagrosamente- aceptó que se quedara, la condición fue que era mi responsabilidad todo su cuidado (exceptuando la compra de la comida).

Pues Zuka llegó, y llegó para quedarse, pero claramente ese nombre no me gustaba, y a nadie en mi casa le gustaba tampoco. Así que antes de que mi hermana o mi mamá inventaran llamarla Peluche, Princesa, Nieve o algún otro nombre similar, quise buscar opciones y decidir el nombre con mi abuela para luego informarle a la familia como se llama la nueva miembro. Hice tres propuestas, de las cuales he olvidado una, y de las cuales la que más le gustó a mi abuela fue el nombre que ya les he dicho antes; un nombre diferente y que, sinceramente, impone presencia.

Créanme, aunque no la conocí siendo una pequeña bolita de algodón blanco y negro, ha crecido mucho, y ha hecho muuuuuchas🐮 cosas que ¡guau! Nunca las voy a olvidar, pero esas quedan para contárselas al rato. Por hoy, ya conocieron a la luna de mis noches, el sol de mis mañanas, el 90% del Camera Roll de mi celular, a mi hija de cuatro patas: Asgard.

Asgard quiere saber: ¿cómo obtuviste a tu mascota? ¡Contanos la historia de cómo llegó a vos tu amigo o amiga más leal!

¡Guau!